Por Mario Casalla
Ante difamaciones sobre mi persona insistentemente difundidas con el ánimo evidente de agraviarme y desprestigiarme, basadas en supuestos “documentos de época” y abun-dantes comillas que ponen en mi boca palabras que nunca dije, en una nota que jamás presenté, digo;
1. Que fui cesanteado por la dictadura militar como docente de la Universidad Nacional de Salta al producirse en golpe de estado de 1976, aplicándoseme la de-nominada “ley antisubversiva” y que por más de una década perdí el ejercicio de la profesión docente. Compartí así el destino de cientos de trabajadores y estu-diantes salteños y del resto del país. Por tanto -si se me quiere ubicar- búsque-seme en la lista de las víctimas y no en la de enfrente, como intencionalmente algunos pretenden hacer.
2. Que sólo al retorno de la democracia en el año 1983 –como cientos de docentes universitarios- solicité mi reincorporación administrativa ante las autoridades de la UNSA y simultáneamente inicié la demanda judicial contra aquélla resolución militar, la cual gané. La UNSA aceptó mi reincorporación como docente en 1987, que yo no hice efectiva por estar ya radicado en Buenos Aires. Que tengo una vasta obra escrita que va desde mi primer libro en 1973, “Razón y Liberación. Notas para una filosofía latinoamericana”, hasta el reciente “América Latina en perspectiva. Dramas del pasado, huellas del presente” (2011). Allí está lo que yo creo, pienso, estudio y enseño como intelectual comprometido con la realidad argentina y latinoamericana de los últimos 45 años, y no en supuestos “informes secretos” de los represores y genocidas del proceso militar.
3. Que siempre he sido un intelectual comprometido con las luchas y debates polí-ticos en los lugares que he vivido, pero mis compromisos, mis rechazos o mis adhesiones (en Salta o en Buenos Aires) han sido, son y serán siempre políticas: es decir con las reglas de disputa propias de una democracia viva y participativa, con la pluma y la palabra, con el ejercicio de los debates y las críticas que se hacen y reciben de frente y en buena ley, no por otros medios.
4. Que he iniciado en Salta las acciones legales del caso, así como las que corres-ponden por difamaciones y agravios públicos. Pero, dado que el tiempo de la Justicia es siempre menos veloz que el de los Heraldos Negros, mientras tanto deberemos seguramente soportar nuevas diatribas y difamaciones. Pero, a la larga, la verdad siempre aparece. Agradezco en tanto las múltiples adhesiones reci-bidas y quedo a vuestra recíproca.
Mario Casalla
Buenos Aires, 1° de noviembre de 2011
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