lunes, 20 de febrero de 2012

Testimonio de Armando Poratti

Desde el temprano Razón y Liberación de 1973, hasta hoy, la producción filosófica de Mario Casalla ha seguido una línea coherente de compromiso con las grandes causas nacionales y populares, americanas y liberadoras, y aun en los momentos en que la deriva del mundo parecía alejarnos de aquellas magnas ideas y convertirlas en meros ideales obsoletos, su pensamiento mantuvo un rumbo firme, lejos de los desvíos, las confusiones o las meras "agachadas" y adecuaciones, que no faltaron; y la historia más reciente le viene dando la razón. Su aproximación tangencial a lo público se mantuvo en el mismo terreno. Y si, como dice Rodolfo Hamawi en estos mismos testimonios, la pertenencia a la Universidad Nacional de Salta en 1975 fue un error político, no podemos olvidar que, en la situación confusa y trágica que vivíamos entonces, después de dos o tres años intensísimos y con un horizonte cargado de amenazas, no había casi, o sin casi, ubicación política inmaculada y exenta de error. Casalla fue destituido por el golpe cívico-militar bajo el cargo de "subversivo", y quien opine sobre este caso como si ese rótulo, en ese momento, fuera algo liviano y sin consecuencias, o actúa de mala fe o es excesivamente joven. Cuando pudo retornar, se dedicó a la actividad privada. Sacar de la galera una carta hasta ahora ignorada, sin firma, cuyo sujeto "confiesa", como en los juicios stalinistas, con todas las letras y en el vocabulario más crudo, haber delatado y cometido toda clase de actos comprometedores y viles, es un grotesco de una ineptitud increíble. Nadie que haya cometido tales acciones las va a poner por escrito, y menos en esos términos. La carta nos recuerda, en todo caso, los "atentados" que periódicamente organiza la CIA, donde musulmanes con gallabiah y el Corán en la mano les pagan unos dólares a narcos mexicanos en suntuosas residencias llenas de mujeres, para asesinar a un funcionario de tercera línea... ¿Habrá sido escrita con algún asesoramiento profesional de este tipo? Por otra parte, la suspensión de funciones sin que medie acusación ni prueba, y el lodo mediático que la acompañó, se califican por sí solos.
Aunque nuestro conocimiento venía de antes, hemos compartido etapas intensas y fructíferas con Mario Casalla desde el retorno de la democracia, fundamentalmente en la Asociación de Filosofía Latinoamericana, de la cual ha sido el mentor permanente y entusiasta, y en otros ámbitos académicos y político-culturales. Hemos transitado coincidencias y disidencias, cercanías y alejamientos, pero siempre, tanto en sus opiniones públicas como privadas, lo he visto firme en la línea nacional, popular y americana. Su extensa obra y su participación viva constituyen un edificio que no puede ser tirado abajo, pero ser víctima de una campaña cuyos resortes mezquinos pueden adivinarse, no es para alegrar a nadie. Vaya pues nuestra solidaridad con este testimonio.


Armando Poratti

Docente (Universidad Nacional de Rosario) e investigador del CONICET. Miembro del grupo "El Umbral". 

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