viernes, 30 de marzo de 2012

Reincorporan a Mario Casalla como profesor de la Facultad de Psicología de la UBA

Universitarias, Buenos Aires, 30 de marzo de 2012

Anularon por amplia mayoría la resolución que lo suspendía

En su reunión plenaria del miércoles 28 de marzo, el Consejo Superior de la UBA, integrado por los tres claustros universitarios, anuló –por amplia mayoría- la resolución que suspendía como docente regular de la Facultad de Psicología, al Prof Mario Casalla. En su artículo primero, esta nueva resolución del Rectorado de la UBA decidió “Hacer lugar al recurso interpuesto por el profesor Mario Casalla contra la Resolución (CD) Nº 1293/11 de la Facultad de Psicología. En función de lo cual, en su artículo segundo resuelve: “Dejar sin efecto la Resolución (CD) Nº 1293/11 de la Facultad de Psicología”.
Para tomar esta resolución, el Consejo Superior hizo suyo el dictamen de la Comisión de Interpretación y Reglamento (también integrada por los tres claustros universitarios), donde se puso de manifiesto que el docente en cuestión fue sancionado arbitrariamente y sin seguir los procedimientos que establece en Juicio Académico en estos casos, señalando que “ no existen razones para no respetar los lineamientos procedimentales estipulados por esta Universidad a fin de garantizar la plena vigencia del principio de legalidad que asegure que la eventual separación de profesores de sus cargos no resulte arbitraria sino que se encuentre justificada en las normas universitarias respetando elevados principios que hacen a la ética universitaria.
En este caso concreto el docente fue separado de su cargo (que ejercía por concurso desde hace más de veinte años) sin darle derecho a la defensa y sin indagación fiscal alguna en una causa originada en trascendidos periodísticos sobre violación de los derechos humanos, que se investiga en tribunales federales de SaltaPor todo ello, el Rectorado de la UBA devolvió además las actuaciones a la Facultad de origen indicando cuál es el procedimiento a seguir en estos casos en que se afecta a un docente regular.
Por lo demás el mismo Profesor Mario Casalla –de vasta trayectoria académica y obra escrita en materia de filosofía de la liberación – había sido víctima de la dictadura militar en la Universidad Nacional de Salta (donde se desempeñaba desde 1973) siendo dado de baja por la intervención militar en 1976. La aplicación entonces de la denominada “ley antisubversiva” lo tuvo proscripto de los claustros universitarios hasta que –de regreso a Buenos Aires- ganó su actual cátedra por concurso en la Facultad de Psicología.
Su irregular separación del cargo docente y posterior “linchamiento mediático”, habían sido promovidos por sectores minoritarios en el conjunto de la Universidad y de la vida política del país; lo cual además generó una amplia y plural respuesta de solidaridad con su persona, expresada públicamente por docentes, estudiantes e importantes personalidades de la vida política y cultural del país.

jueves, 22 de marzo de 2012

Testimonio de Violeta Guyot

Sólo quiero hacer llegar algunas palabras de adhesión y apoyo a Mario Casalla, habida cuenta que en este espacio se han explicitado en varias oportunidades el valor de su obra, cualidades morales y compromiso político.
En primer lugar, quiero decir que cuando me enteré de la destititución de Mario Casalla de la cátedra que dictaba en la Facultad de Psicología de la UBA, me invadió un gran desasosiego. Por la forma del procedimiento,por no respetarse el derecho a la defensa de un Profesor que durante muchos años se ha desempeñado frente a cientos de alumnos que lo admiran y respetan
por su impecable desempeño, su trato académico y humano, sus cualidades docentes e intelectuales.
Varias veces Mario Casalla ha sido invitado a la UNSL, como otros tantos intelectuales destados, y sabemos de su compromiso con la educación y la universidad, de su generosidad con el conocimiento, de su pasíón por la enseñanza, de su coherencia ética y política.
 Por eso, lo que está sucediendo, me hace pensar en lo que ocurre en nuestras universidades nacionales, en situaciones como éstas, en que se acusa a alguien y sin contarse con la pruebas fehacientes de su culpabilidad, se lo ejecuta sin ningún miramiento. El sospechado deviene inmediatamente en reo y el daño se torna irreversible.
La ausencia de una virtud fundamental en los procedimientos de un órgano de decisiones, también fundamentales en la gestión universitaria, esto es, la prudencia, contamina la posibilidad de decidir con probidad y justicia.Me pregunto quien se hará cargo del daño institucional, moral y emocional que conlleva este hecho.
Espero que el curso de los acontecimientos, lleve también a la reparación, para que los derechos de las personas y la democracia, sean algo más que meras palabras, soportes de nuevas formas de imposturas éticas y políticas.

Violeta Guyot
Profesora
UNSL

Testimonio de Cristian Breitenstein - Ministro de Producción y Ciencia y Tecnología (Bs. As)

Conocí a Mario Casalla primero por sus obras y luego personalmente. En 1996 comenzaba mi carrera como docente universitario en Bahia Blanca en la cátedra de Sociología y los textos de Mario eran los indicados para el estudio y la profundización de la compleja temática sobre América latina. Luego descubrí que había sido uno de los mentores intelectuales del "peronismo que viene" libro editado por Antonio Cafiero que cuestionaba el posicionamiento ideológico del peronismo en el menemismo y lo obligaba a pensarse a si mismo, renovandose una vez mas. Finalmente y por su intermedio ingrese a la Asociación de Filosofía Latinoamericana, donde descubrí un espacio plural, tolerante, dialoguista y de profunda defensa de los derechos humanos en todas sus dimensiones. Sus intervenciones junto con la de prestigiosos pensadores argentinos y extranjeros me llevaron a completar mis estudios en filosofía y tener acceso a una beca de postgrado en Alemania, la cual lamentablemente tuve que desistir para asumir como Intendente de Bahia Blanca. Compartimos con Mario muchos y especiales momentos que sin duda marcaron mi vida no solo en lo académico sino en lo político y en lo existencial. A los 
amigos se los defiende siempre pero en las causas injustas constituye una obligación moral alzar la voz y expresarse con claridad. En la omisión de esa acción es que uno se traiciona a si mismo y es esta la peor de las emociones humanas. Por ello deseo expresar públicamente la percepción de profunda injusticia que se siente ante semejante insidia y persecución que padece Mario Casalla y resaltar que a lo largo de su existencia, tan especial y profunda como
abismal, solo he advertido testimonios de búsqueda de justicia, verdad y memoria. He aquí mi 
testimonio. 

Cristian Breitenstein
Ministro de Producción y Ciencia y Tecnología
Provincia de Buenos Aires

viernes, 9 de marzo de 2012

Testimonio de la "Solidaria del Sur"

Los compañeros de FM Nativa Miramar-Chapadmalal, que hemos transitado junto con Mario Casalla los años mas oscuros de nuestra historia, sabemos de su pensamiento y trayectoria, motivos por el que adherimos al rechazo de los agravios de los que inexplicablemente es víctima.
Ricardo Bermudez, Melani Lamarque, Ernesto Cassanello y Eduardo Costa por el Concejo Directivo de la Solidaria del Sur -Sociedad Civil, propietaria comunal de la emisora.

lunes, 5 de marzo de 2012

Testimonio de Alfredo Mason

A Mario Casalla lo conocí en 1979, cuando me invitó a ser parte de la Asociación de Filosofía Latinoamericana. Allí nos encontrábamos para hablar no solo sobre temas propios de intelectuales sino también de nuestras visiones sobre las políticas de nuestro país. Nunca escuché opinión o le vi accionar de tal manera que me permitiera pensar alguna coincidencia con la dictadura militar, por el contrario era entusiasta parte de una generación que creía en el valor de las causas colectivas.
Es más, con la misma posición militante –que considero ponderable- con que aceptó su cargo en la Universidad Nacional de Salta, llevaba en su maletín la revista Reconquista, donde compañeros muy queridos y recordados como Eduardo Vaca y Tito Raijer, mantenían viva la llama del peronismo y la causa nacional y popular. También hubo actitudes personales para conmigo como para otros compañeros que lo pintaban como un hombre íntegro.
Con Mario hemos tenido encuentros y desencuentros en estos últimos 34 años, pero jamás ha tenido la miserable cualidad del delator… del buchón, que se le quiere endilgar, basándose los acusadores en un anónimo.
Lo peligroso de ponerse viejo es la memoria. Porque permite recordar que esa misma metodología fue la que usaron en 1955 para cesantear docentes; porque ella también fue usada en 1976 para cesantear y hacer desaparecer docentes. Estamos quizás ante una variante del síndrome de Estocolmo, en donde algunos toman la metodología y la forma de pensar de quienes se supone que combaten.

Alfredo Mason, filósofo, ensayista, docente universitario.

Testimonio de Alejandra Adela Gonzalez

Ser un intelectual en la tradición latinoamericana ha implicado siempre el intento por pensar con categorías propias el devenir de nuestros pueblos  y participar activamente en los acontecimientos políticos cuando la coyuntura lo exigía. La neutralidad académica no es el cariz emblemático de nuestros pensadores. Mario Casalla pertenece a esa camada de quienes se han comprometido en la docencia, en la gestión, en la escritura, en la participación activa  con una clara trayectoria en el campo nacional y popular. Como la de todos, su intervención en situaciones particulares puede ser discutida, pero no en el plano judicial, sino como lo deben hacer los intelectuales: argumentando y contrargumentando. ¿Qué se pretende acallar cuando se expulsa a un profesor de la universidad sin respetar el principio de presunción de inocencia? Acaso ahora que estamos enterrando a nuestros muertos, con nombres y apellidos, sea el momento para abrir discusiones  pero de ello no se pueden hacer cargo los comisarios políticos, sino únicamente los que se atrevan a pensar y a poner en palabras las preguntas que dan cuenta de nuestro advenir como sujetos de nuestra historia. Desde que me formé en la Universidad del Salvador he venido leyendo los numerosos artículos y libros de Casalla, y presenciado sus conferencias  en congresos y conferencias. Espero poder escucharlo nuevamente en los lugares donde la tarea del pensar se debe mantener para que podamos habitar juntos. 

Alejandra Gonzalez. Profesora de Filosofía (USAL-UBA).

lunes, 20 de febrero de 2012

Testimonio de Monica Biaggio

No voy a hablar de quien es Mario Casalla, a esta altura de las cosas, resulta más que claro que todo esto es una treta maléfica e infame. Es asi. En cambio si quiero hablar, e insisto en lo mismo que ya exprese en su momento cuando todo esto comenzó a divulgarse. 
¿como es posible que se usen los mismos argumentos que usaron los militares y los civiles progolpe para matar civilmente, en este caso, a Mario Casalla? Recordemos que los crimenes de lesa humanidad estaban sostenidos argumentativamente en calumnias. Nunca legalmente se probo nada de nada, no hubo juicios, ni pruebas. No hubo muertos. Sino desaparecidos. Recordemos. En base a la mentira y el engaño, una gran parte del pueblo que se dejo engañar apoyaba ese exterminio diciendo "algo habra hecho". Lo recuerdan verdad??? Bien, como es posible que a una persona se la difame, se la insulte, se la despoje de todos sus logros, se la expulse de una universidad sin antes tener pruebas. Como es posible que en plena democracia ocurra esto?? Hasta cuando Señores, se va a privilegiar la lucha fraticida que siempre es imaginaria, a la justicia, a la ley?? Como es posible que los mismos que dicen defender los derechos humanos son los que los violan. Porque esto que le ocurrio al Profesor Mario Casalla, es lisa y llanamente una violacion a los derechos humanos. Acaso los derechos humanos no son para todos??? Como es posible esta inversión de la ley. Acaso no es que somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario??? Y ahora: porque señores esta saña con Mario Casalla?? Porque con él y sobre todo PARA QUE??? Quien esta detras de toda esta campaña?? Cuando esto finalmente se termine y digan que efectivamente Mario Casalla es inocente de lo que se lo acusa sin pruebas, quien le repara el daño que ya le han hecho?? Quien va entonces, a defender su derecho.
Es mas les cuento algo que lo ilustra, es lo mismo. HOy venia caminando bordeando el Jardín Zoologico. Un jovencito con su patineta iba y venia muy nervioso. De golpe veo que patina ligero dirigiendose hacia dos niños morochitos ellos y los increpa. Resumen: este jovencito penso que los niños le habian robado su celular, en cambio ellos tenian en su mano unos juguetes. El jovencito habia perdido su celular patinando y penso que se lo habian robado. Luego quiso retractarse, sin embargo el daño que ese joven le hizo a esos niños que fueron tomados como delincuentes no tiene reparación. En este caso es lo mismo. Para colmo de males la justicia es lenta, y mientras tanto el daño sigue. Por mi parte creo y afirmo que a la hora de acusar a alguien hay que ser más responsable y que los jueces deberían evaluar y medir las denuncias que se toman. Ademas sabemos que en materia de política se suele decir desde determinada posicion ideologica que el fin justifica los medios, asi que habria que ver cual es el fin de tan bochonorso accionar para que implementen medios tan viles. Eso es todo por ahora. 

Monica Biaggio
Lic. Psicologia UBA
Miembro de la EOL y de la AMP
Artista Plástica - Escuela Nacional Manuel Belgrano-
Taller con: Carlos Gorriarena y Miguel Angel Bengoechea
Autora del libro: El origen de la violencia - 2011-
Miembro Internacional de Amnesty Internacional desde 2001-

Un testimonio situado - Alejandro Auat

Conocí a Mario Casalla primero en sus textos. Como estudiante de filo-sofía en los últimos años de la dictadura me cautivó el empeño de ese grupo que en los ‘70 abrió la reflexión hacia una filosofía de la liberación latinoamericana. De entre ellos, Casalla se destacaba ante mí por su claridad y por su acierto en destacar y conceptualizar al "universal situado" como el desafío de nuestro filosofar. Desde entonces, ese concepto ha marcado mis búsquedas y preocupaciones en la filosofía.
Luego conocí a Mario en persona, en un encuentro de filosofía latinoamericana en Catamarca en 1987. Allí me impresionó la fuerza de sus convicciones, la claridad (nuevamente) expositiva, pero sobre todo, allí conocí su apertura y generosidad para con los noveles filósofos del interior del país. Su atención a mis tímidos planteos que intentaban ubicar a Francisco de Vitoria en el punto de partida del filosofar latinoamericano, fue un verdadero estímulo para seguir en ese camino. Casalla valoraba como muy pocos mi interés en recuperar autores que, como Vitoria, estaban secuestrados por el tradicionalismo reaccionario, y que requerían nuevas lecturas desde el compromiso con una filosofía situada en América Latina.
Desde entonces, he sentido su apoyo de manera constante a mis iniciativas, abriéndome las puertas a lugares de debate nacional e internacional, a los que difícilmente accedemos desde nuestros limitados contactos en provincias periféricas. Apoyo que se explicitó aún más en el prólogo que escribiera a un libro mío de reciente publicación, en el que intento continuar su línea de trabajo en torno a una "filosofía política situada".
Sólo tengo palabras de agradecimiento a Mario Casalla, por sus ideas y por su compromiso efectivo con quienes queremos hacer filosofía y política desde los dramas del pasado y las huellas del presente.
La mala hora que está pasando hoy es una prueba más en el camino de los que se juegan por sus convicciones. Me solidarizo plenamente con Mario en esta instancia, y confío en que se podrá reconstruir la memoria de los tiempos dramáticos en Salta con verdad y justicia, en las instancias políticas y judiciales, y no en la hoguera mediática de los juicios sumarios de una razón perezosa y oportunista.

Alejandro Auat
Dr. en Filosofía / Docente-Investigador de la UNSE / Apoderado del Partido Memoria y Movilización Social Sgo. del Estero

Testimonio de Armando Poratti

Desde el temprano Razón y Liberación de 1973, hasta hoy, la producción filosófica de Mario Casalla ha seguido una línea coherente de compromiso con las grandes causas nacionales y populares, americanas y liberadoras, y aun en los momentos en que la deriva del mundo parecía alejarnos de aquellas magnas ideas y convertirlas en meros ideales obsoletos, su pensamiento mantuvo un rumbo firme, lejos de los desvíos, las confusiones o las meras "agachadas" y adecuaciones, que no faltaron; y la historia más reciente le viene dando la razón. Su aproximación tangencial a lo público se mantuvo en el mismo terreno. Y si, como dice Rodolfo Hamawi en estos mismos testimonios, la pertenencia a la Universidad Nacional de Salta en 1975 fue un error político, no podemos olvidar que, en la situación confusa y trágica que vivíamos entonces, después de dos o tres años intensísimos y con un horizonte cargado de amenazas, no había casi, o sin casi, ubicación política inmaculada y exenta de error. Casalla fue destituido por el golpe cívico-militar bajo el cargo de "subversivo", y quien opine sobre este caso como si ese rótulo, en ese momento, fuera algo liviano y sin consecuencias, o actúa de mala fe o es excesivamente joven. Cuando pudo retornar, se dedicó a la actividad privada. Sacar de la galera una carta hasta ahora ignorada, sin firma, cuyo sujeto "confiesa", como en los juicios stalinistas, con todas las letras y en el vocabulario más crudo, haber delatado y cometido toda clase de actos comprometedores y viles, es un grotesco de una ineptitud increíble. Nadie que haya cometido tales acciones las va a poner por escrito, y menos en esos términos. La carta nos recuerda, en todo caso, los "atentados" que periódicamente organiza la CIA, donde musulmanes con gallabiah y el Corán en la mano les pagan unos dólares a narcos mexicanos en suntuosas residencias llenas de mujeres, para asesinar a un funcionario de tercera línea... ¿Habrá sido escrita con algún asesoramiento profesional de este tipo? Por otra parte, la suspensión de funciones sin que medie acusación ni prueba, y el lodo mediático que la acompañó, se califican por sí solos.
Aunque nuestro conocimiento venía de antes, hemos compartido etapas intensas y fructíferas con Mario Casalla desde el retorno de la democracia, fundamentalmente en la Asociación de Filosofía Latinoamericana, de la cual ha sido el mentor permanente y entusiasta, y en otros ámbitos académicos y político-culturales. Hemos transitado coincidencias y disidencias, cercanías y alejamientos, pero siempre, tanto en sus opiniones públicas como privadas, lo he visto firme en la línea nacional, popular y americana. Su extensa obra y su participación viva constituyen un edificio que no puede ser tirado abajo, pero ser víctima de una campaña cuyos resortes mezquinos pueden adivinarse, no es para alegrar a nadie. Vaya pues nuestra solidaridad con este testimonio.


Armando Poratti

Docente (Universidad Nacional de Rosario) e investigador del CONICET. Miembro del grupo "El Umbral". 

miércoles, 8 de febrero de 2012

Testimonio de Carlos Leyba

Por Carlos Leyba*


Mario Casalla, de quién supe mucho, y mucho tiempo antes de conocerlo hace muchas décadas; es una de esas personas que transmite, a todos los que hemos tenido el privilegio de escucharlo y leerlo, la idea y la vitalidad del compromiso. Mario es un pensador tan claro como profundo; como tan claro y profundo es su compromiso permanente con la construcción de una sociedad capaz de respetar todas las dimensiones de la dignidad humana.
¿Cómo imaginar que alguien pueda albergar la más mínima duda sobre su conducta? Años de presencia y militancia en la vida política en todos los tiempos avalan, con el recuerdo de quienes lo compartieron, calificarlo como un luchador de la liberación, de la democracia, de los derechos humanos. 
Duele ser testigos de la mentira y la difamación que hoy perturba la verdad. ¿Cómo probar lo que uno no es cuando además la mentira y la difamación satisfacen hambres mezquinas? Pretender confundir a Mario Casalla con los cobardes, temerosos y traidores que cambiaron valores por pellejo, además de una infamia, es una tarea inútil entre los que lo conocemos de la Universidad, de la política, de la vida.
¿ A quienes sirve la mentira? La mentira encadena. Pero tiene una razón de ser. Genera violencia. Una forma de violencia es el espiritu macartista que anida en cualquier lugar y enferma de la misma manera; pero su estadio más grave se produce cuando la historia se inventa para justificar las acciones indefendibles del presente. Para quien esto suscribe el “caso Casalla” es una invención que se comprende a partir de lo que produce. No se trata de la verdad. Se trata del resultado. De eso se trata: en el macartismo “el fin explica los medios”; la difamación es la condición necesaria para lo que se trata de imponer. Mario es una víctima. Pero la verdad habrá de rescatarla. Pero lo que denuncia este hecho es un espíritu que enferma y divide; y también sobre esto hay que estar atentos: su contagio es destructivo.

*Carlos Leyba. Economista, autor de numerosos libros. Fue profesor regular titular en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Durante la presidencia de Perón (1973-1074) fue subsecretario general del Ministerio de Economía y vicepresidente ejecutivo del Instituto Nacional de Planificación Económica (INPE).Fue presidente del Fondo Nacional de las Artes y coordinador de los Informes de Desarrollo Humano (1995-1999) del Senado de la Nación. Consultor del PNUD, del Banco Mundial, del BID y de empresas. Es presidente del Centro de Estrategias de Estado y Mercado (EEM), profesor en la Maestria de Integración de la UBA.

La calumnia contra Casalla es algo peor que un crimen, es un error

Por Julio Fernández Baraibar*
 
La historia es sencilla. Han condenado a un oficial y a nadie se le ocurre sospechar de la buena fe de sus jueces. 
 
Nunca se había organizado una opresión tan monstruosa y dirigida contra la libre discusión. Y reina el más vergonzoso terror, los más valientes se vuelven cobardes, nadie se atreve ya a decir lo que piensa por miedo a que le denuncien acusándole de vendido y traidor.
Yo acuso, Emilio Zola.
 
Al enterarme de las viles e infundadas acusaciones que, insidiosamente y como al pasar, se lanzaran contra el doctor Mario Casalla me invadió una sensación de indignación e impotencia. El famoso escrito de Emilio Zola, en defensa del oficial francés Alfred Dreyfus, calumniosamente degradado y condenado a trabajos forzados en la Isla del Diablo, fue lo primero que me vino a la cabeza.
 
Mario Casalla es, por un lado, un destacado intelectual, autor de algunos libros que son impostergables como "Tecnología y Pobreza. La modernización vista en perspectiva latinoamericana" (1988) y, sobre todo, "América Latina en perspectiva. Dramas del pasado y huellas del presente" (con ediciones en 2003, 2005 y 2011). Su actividad como profesor universitario le ha valido un sólido respeto en el ámbito académico de la Filosofía y de la Psicología. Como se sabe ha sido impulsor inicial y vocero principal de la escuela de Filosofía Latinoamericana y ha dado conferencias y seminarios en todo el país y el extranjero.
Pero además, y principalmente, el doctor Mario Casalla es un militante político del peronismo, donde ingresó en sus años juveniles y donde ha permanecido dando batalla hacia adentro y hacia afuera del mismo, siempre coherente con los valores de soberanía política, independencia económica y justicia social que caracterizaron desde su nacimiento a esta corriente sustancial y mayoritaria de la Argentina. 
 
Es además un notable e inteligente periodista, con quien he tenido el placer y el honor de compartir columnas y gráficas y, en especial, las mañanas de radio Excelsior en un programa que se llamó "Buenos días, Buenos Aires", entre 1989 y 1991. 
 
Conozco en profundidad el pensamiento filosófico y político de Mario Casalla así como su actividad política. Su convicción peronista se basa en el pensamiento y la acción que caracterizó las dos primeras presidencias del general Juan Domingo, que crearon las condiciones de la Argentina moderna. Es un hombre de firmes convicciones democráticas, defensor decidido de los derechos humanos y sociales y admirador de los dos grandes movimientos populares de la Argentina del siglo XX, el yrigoyenismo y el peronismo, ambas derribados por golpes militares ajenos a y en contra de la voluntad popular. Es por ello que, como tantos de nosotros, defendió hasta último momento la legitimidad del gobierno de Isabel Perón ante la conspiración cívico-militar que intentó derrocarla hasta que lo logró en la nefasta noche del 24 de marzo de 1976, en momentos en que muchos sedicentes demócratas fogoneaban entusiasmados el golpe asesino.
 
Ha sido, desde siempre, un amigo de la Izquierda Nacional y ha reconocido en sus libros la influencia que la obra de Jorge Abelardo Ramos ha tenido en la elaboración de su pensamiento latinoamericanista. Ha prologado, por estas mismas razones, la última edición de La Cuestión Nacional en Marx, de Jorge Enea Spilimbergo.
Que este hombre haya sido acusado de atentar contra los Derechos Humanos, sin que exista denuncia o procedimiento judicial en tal sentido; que este profesor haya sido condenado sin juicio previo, sin defensa y por la mera acusación sectaria de un pequeño grupo, por el Consejo de la facultad de Psicología, nada menos, es algo peor que un crimen, es un error. 
 
Es un error que deja entrever luchas facciosas por el pequeño poder académico, viejos odios de provincia contra un militante político que no cedió ante la presión de derecha e izquierda para voltear a un gobierno constitucional, antiguos y renovados rencores antiperonistas contra un inclaudicable defensor de los valores y las tradiciones del 17 de octubre de 1945.
 
Parafraseando a Zola podemos afirmar con él: "Respondo con mi vida, respondo con mi honor. En esta hora solemne, ante este tribunal que representa a la justicia humana, ante ustedes, señores del jurado, que son la esencia misma de la nación, ante toda Francia, ante el mundo
entero, juro que Casalla es inocente".
 
*Julio Fernández Baraibar es político, periodista y escritor. Es Asesor de la Secretaría de Cultura de la Nación y miembro de número del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.
 
Julio Fernández Baraibar
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