lunes, 5 de marzo de 2012

Testimonio de Alejandra Adela Gonzalez

Ser un intelectual en la tradición latinoamericana ha implicado siempre el intento por pensar con categorías propias el devenir de nuestros pueblos  y participar activamente en los acontecimientos políticos cuando la coyuntura lo exigía. La neutralidad académica no es el cariz emblemático de nuestros pensadores. Mario Casalla pertenece a esa camada de quienes se han comprometido en la docencia, en la gestión, en la escritura, en la participación activa  con una clara trayectoria en el campo nacional y popular. Como la de todos, su intervención en situaciones particulares puede ser discutida, pero no en el plano judicial, sino como lo deben hacer los intelectuales: argumentando y contrargumentando. ¿Qué se pretende acallar cuando se expulsa a un profesor de la universidad sin respetar el principio de presunción de inocencia? Acaso ahora que estamos enterrando a nuestros muertos, con nombres y apellidos, sea el momento para abrir discusiones  pero de ello no se pueden hacer cargo los comisarios políticos, sino únicamente los que se atrevan a pensar y a poner en palabras las preguntas que dan cuenta de nuestro advenir como sujetos de nuestra historia. Desde que me formé en la Universidad del Salvador he venido leyendo los numerosos artículos y libros de Casalla, y presenciado sus conferencias  en congresos y conferencias. Espero poder escucharlo nuevamente en los lugares donde la tarea del pensar se debe mantener para que podamos habitar juntos. 

Alejandra Gonzalez. Profesora de Filosofía (USAL-UBA).

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