lunes, 20 de febrero de 2012

Testimonio de Monica Biaggio

No voy a hablar de quien es Mario Casalla, a esta altura de las cosas, resulta más que claro que todo esto es una treta maléfica e infame. Es asi. En cambio si quiero hablar, e insisto en lo mismo que ya exprese en su momento cuando todo esto comenzó a divulgarse. 
¿como es posible que se usen los mismos argumentos que usaron los militares y los civiles progolpe para matar civilmente, en este caso, a Mario Casalla? Recordemos que los crimenes de lesa humanidad estaban sostenidos argumentativamente en calumnias. Nunca legalmente se probo nada de nada, no hubo juicios, ni pruebas. No hubo muertos. Sino desaparecidos. Recordemos. En base a la mentira y el engaño, una gran parte del pueblo que se dejo engañar apoyaba ese exterminio diciendo "algo habra hecho". Lo recuerdan verdad??? Bien, como es posible que a una persona se la difame, se la insulte, se la despoje de todos sus logros, se la expulse de una universidad sin antes tener pruebas. Como es posible que en plena democracia ocurra esto?? Hasta cuando Señores, se va a privilegiar la lucha fraticida que siempre es imaginaria, a la justicia, a la ley?? Como es posible que los mismos que dicen defender los derechos humanos son los que los violan. Porque esto que le ocurrio al Profesor Mario Casalla, es lisa y llanamente una violacion a los derechos humanos. Acaso los derechos humanos no son para todos??? Como es posible esta inversión de la ley. Acaso no es que somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario??? Y ahora: porque señores esta saña con Mario Casalla?? Porque con él y sobre todo PARA QUE??? Quien esta detras de toda esta campaña?? Cuando esto finalmente se termine y digan que efectivamente Mario Casalla es inocente de lo que se lo acusa sin pruebas, quien le repara el daño que ya le han hecho?? Quien va entonces, a defender su derecho.
Es mas les cuento algo que lo ilustra, es lo mismo. HOy venia caminando bordeando el Jardín Zoologico. Un jovencito con su patineta iba y venia muy nervioso. De golpe veo que patina ligero dirigiendose hacia dos niños morochitos ellos y los increpa. Resumen: este jovencito penso que los niños le habian robado su celular, en cambio ellos tenian en su mano unos juguetes. El jovencito habia perdido su celular patinando y penso que se lo habian robado. Luego quiso retractarse, sin embargo el daño que ese joven le hizo a esos niños que fueron tomados como delincuentes no tiene reparación. En este caso es lo mismo. Para colmo de males la justicia es lenta, y mientras tanto el daño sigue. Por mi parte creo y afirmo que a la hora de acusar a alguien hay que ser más responsable y que los jueces deberían evaluar y medir las denuncias que se toman. Ademas sabemos que en materia de política se suele decir desde determinada posicion ideologica que el fin justifica los medios, asi que habria que ver cual es el fin de tan bochonorso accionar para que implementen medios tan viles. Eso es todo por ahora. 

Monica Biaggio
Lic. Psicologia UBA
Miembro de la EOL y de la AMP
Artista Plástica - Escuela Nacional Manuel Belgrano-
Taller con: Carlos Gorriarena y Miguel Angel Bengoechea
Autora del libro: El origen de la violencia - 2011-
Miembro Internacional de Amnesty Internacional desde 2001-

Un testimonio situado - Alejandro Auat

Conocí a Mario Casalla primero en sus textos. Como estudiante de filo-sofía en los últimos años de la dictadura me cautivó el empeño de ese grupo que en los ‘70 abrió la reflexión hacia una filosofía de la liberación latinoamericana. De entre ellos, Casalla se destacaba ante mí por su claridad y por su acierto en destacar y conceptualizar al "universal situado" como el desafío de nuestro filosofar. Desde entonces, ese concepto ha marcado mis búsquedas y preocupaciones en la filosofía.
Luego conocí a Mario en persona, en un encuentro de filosofía latinoamericana en Catamarca en 1987. Allí me impresionó la fuerza de sus convicciones, la claridad (nuevamente) expositiva, pero sobre todo, allí conocí su apertura y generosidad para con los noveles filósofos del interior del país. Su atención a mis tímidos planteos que intentaban ubicar a Francisco de Vitoria en el punto de partida del filosofar latinoamericano, fue un verdadero estímulo para seguir en ese camino. Casalla valoraba como muy pocos mi interés en recuperar autores que, como Vitoria, estaban secuestrados por el tradicionalismo reaccionario, y que requerían nuevas lecturas desde el compromiso con una filosofía situada en América Latina.
Desde entonces, he sentido su apoyo de manera constante a mis iniciativas, abriéndome las puertas a lugares de debate nacional e internacional, a los que difícilmente accedemos desde nuestros limitados contactos en provincias periféricas. Apoyo que se explicitó aún más en el prólogo que escribiera a un libro mío de reciente publicación, en el que intento continuar su línea de trabajo en torno a una "filosofía política situada".
Sólo tengo palabras de agradecimiento a Mario Casalla, por sus ideas y por su compromiso efectivo con quienes queremos hacer filosofía y política desde los dramas del pasado y las huellas del presente.
La mala hora que está pasando hoy es una prueba más en el camino de los que se juegan por sus convicciones. Me solidarizo plenamente con Mario en esta instancia, y confío en que se podrá reconstruir la memoria de los tiempos dramáticos en Salta con verdad y justicia, en las instancias políticas y judiciales, y no en la hoguera mediática de los juicios sumarios de una razón perezosa y oportunista.

Alejandro Auat
Dr. en Filosofía / Docente-Investigador de la UNSE / Apoderado del Partido Memoria y Movilización Social Sgo. del Estero

Testimonio de Armando Poratti

Desde el temprano Razón y Liberación de 1973, hasta hoy, la producción filosófica de Mario Casalla ha seguido una línea coherente de compromiso con las grandes causas nacionales y populares, americanas y liberadoras, y aun en los momentos en que la deriva del mundo parecía alejarnos de aquellas magnas ideas y convertirlas en meros ideales obsoletos, su pensamiento mantuvo un rumbo firme, lejos de los desvíos, las confusiones o las meras "agachadas" y adecuaciones, que no faltaron; y la historia más reciente le viene dando la razón. Su aproximación tangencial a lo público se mantuvo en el mismo terreno. Y si, como dice Rodolfo Hamawi en estos mismos testimonios, la pertenencia a la Universidad Nacional de Salta en 1975 fue un error político, no podemos olvidar que, en la situación confusa y trágica que vivíamos entonces, después de dos o tres años intensísimos y con un horizonte cargado de amenazas, no había casi, o sin casi, ubicación política inmaculada y exenta de error. Casalla fue destituido por el golpe cívico-militar bajo el cargo de "subversivo", y quien opine sobre este caso como si ese rótulo, en ese momento, fuera algo liviano y sin consecuencias, o actúa de mala fe o es excesivamente joven. Cuando pudo retornar, se dedicó a la actividad privada. Sacar de la galera una carta hasta ahora ignorada, sin firma, cuyo sujeto "confiesa", como en los juicios stalinistas, con todas las letras y en el vocabulario más crudo, haber delatado y cometido toda clase de actos comprometedores y viles, es un grotesco de una ineptitud increíble. Nadie que haya cometido tales acciones las va a poner por escrito, y menos en esos términos. La carta nos recuerda, en todo caso, los "atentados" que periódicamente organiza la CIA, donde musulmanes con gallabiah y el Corán en la mano les pagan unos dólares a narcos mexicanos en suntuosas residencias llenas de mujeres, para asesinar a un funcionario de tercera línea... ¿Habrá sido escrita con algún asesoramiento profesional de este tipo? Por otra parte, la suspensión de funciones sin que medie acusación ni prueba, y el lodo mediático que la acompañó, se califican por sí solos.
Aunque nuestro conocimiento venía de antes, hemos compartido etapas intensas y fructíferas con Mario Casalla desde el retorno de la democracia, fundamentalmente en la Asociación de Filosofía Latinoamericana, de la cual ha sido el mentor permanente y entusiasta, y en otros ámbitos académicos y político-culturales. Hemos transitado coincidencias y disidencias, cercanías y alejamientos, pero siempre, tanto en sus opiniones públicas como privadas, lo he visto firme en la línea nacional, popular y americana. Su extensa obra y su participación viva constituyen un edificio que no puede ser tirado abajo, pero ser víctima de una campaña cuyos resortes mezquinos pueden adivinarse, no es para alegrar a nadie. Vaya pues nuestra solidaridad con este testimonio.


Armando Poratti

Docente (Universidad Nacional de Rosario) e investigador del CONICET. Miembro del grupo "El Umbral". 

miércoles, 8 de febrero de 2012

Testimonio de Carlos Leyba

Por Carlos Leyba*


Mario Casalla, de quién supe mucho, y mucho tiempo antes de conocerlo hace muchas décadas; es una de esas personas que transmite, a todos los que hemos tenido el privilegio de escucharlo y leerlo, la idea y la vitalidad del compromiso. Mario es un pensador tan claro como profundo; como tan claro y profundo es su compromiso permanente con la construcción de una sociedad capaz de respetar todas las dimensiones de la dignidad humana.
¿Cómo imaginar que alguien pueda albergar la más mínima duda sobre su conducta? Años de presencia y militancia en la vida política en todos los tiempos avalan, con el recuerdo de quienes lo compartieron, calificarlo como un luchador de la liberación, de la democracia, de los derechos humanos. 
Duele ser testigos de la mentira y la difamación que hoy perturba la verdad. ¿Cómo probar lo que uno no es cuando además la mentira y la difamación satisfacen hambres mezquinas? Pretender confundir a Mario Casalla con los cobardes, temerosos y traidores que cambiaron valores por pellejo, además de una infamia, es una tarea inútil entre los que lo conocemos de la Universidad, de la política, de la vida.
¿ A quienes sirve la mentira? La mentira encadena. Pero tiene una razón de ser. Genera violencia. Una forma de violencia es el espiritu macartista que anida en cualquier lugar y enferma de la misma manera; pero su estadio más grave se produce cuando la historia se inventa para justificar las acciones indefendibles del presente. Para quien esto suscribe el “caso Casalla” es una invención que se comprende a partir de lo que produce. No se trata de la verdad. Se trata del resultado. De eso se trata: en el macartismo “el fin explica los medios”; la difamación es la condición necesaria para lo que se trata de imponer. Mario es una víctima. Pero la verdad habrá de rescatarla. Pero lo que denuncia este hecho es un espíritu que enferma y divide; y también sobre esto hay que estar atentos: su contagio es destructivo.

*Carlos Leyba. Economista, autor de numerosos libros. Fue profesor regular titular en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Durante la presidencia de Perón (1973-1074) fue subsecretario general del Ministerio de Economía y vicepresidente ejecutivo del Instituto Nacional de Planificación Económica (INPE).Fue presidente del Fondo Nacional de las Artes y coordinador de los Informes de Desarrollo Humano (1995-1999) del Senado de la Nación. Consultor del PNUD, del Banco Mundial, del BID y de empresas. Es presidente del Centro de Estrategias de Estado y Mercado (EEM), profesor en la Maestria de Integración de la UBA.

La calumnia contra Casalla es algo peor que un crimen, es un error

Por Julio Fernández Baraibar*
 
La historia es sencilla. Han condenado a un oficial y a nadie se le ocurre sospechar de la buena fe de sus jueces. 
 
Nunca se había organizado una opresión tan monstruosa y dirigida contra la libre discusión. Y reina el más vergonzoso terror, los más valientes se vuelven cobardes, nadie se atreve ya a decir lo que piensa por miedo a que le denuncien acusándole de vendido y traidor.
Yo acuso, Emilio Zola.
 
Al enterarme de las viles e infundadas acusaciones que, insidiosamente y como al pasar, se lanzaran contra el doctor Mario Casalla me invadió una sensación de indignación e impotencia. El famoso escrito de Emilio Zola, en defensa del oficial francés Alfred Dreyfus, calumniosamente degradado y condenado a trabajos forzados en la Isla del Diablo, fue lo primero que me vino a la cabeza.
 
Mario Casalla es, por un lado, un destacado intelectual, autor de algunos libros que son impostergables como "Tecnología y Pobreza. La modernización vista en perspectiva latinoamericana" (1988) y, sobre todo, "América Latina en perspectiva. Dramas del pasado y huellas del presente" (con ediciones en 2003, 2005 y 2011). Su actividad como profesor universitario le ha valido un sólido respeto en el ámbito académico de la Filosofía y de la Psicología. Como se sabe ha sido impulsor inicial y vocero principal de la escuela de Filosofía Latinoamericana y ha dado conferencias y seminarios en todo el país y el extranjero.
Pero además, y principalmente, el doctor Mario Casalla es un militante político del peronismo, donde ingresó en sus años juveniles y donde ha permanecido dando batalla hacia adentro y hacia afuera del mismo, siempre coherente con los valores de soberanía política, independencia económica y justicia social que caracterizaron desde su nacimiento a esta corriente sustancial y mayoritaria de la Argentina. 
 
Es además un notable e inteligente periodista, con quien he tenido el placer y el honor de compartir columnas y gráficas y, en especial, las mañanas de radio Excelsior en un programa que se llamó "Buenos días, Buenos Aires", entre 1989 y 1991. 
 
Conozco en profundidad el pensamiento filosófico y político de Mario Casalla así como su actividad política. Su convicción peronista se basa en el pensamiento y la acción que caracterizó las dos primeras presidencias del general Juan Domingo, que crearon las condiciones de la Argentina moderna. Es un hombre de firmes convicciones democráticas, defensor decidido de los derechos humanos y sociales y admirador de los dos grandes movimientos populares de la Argentina del siglo XX, el yrigoyenismo y el peronismo, ambas derribados por golpes militares ajenos a y en contra de la voluntad popular. Es por ello que, como tantos de nosotros, defendió hasta último momento la legitimidad del gobierno de Isabel Perón ante la conspiración cívico-militar que intentó derrocarla hasta que lo logró en la nefasta noche del 24 de marzo de 1976, en momentos en que muchos sedicentes demócratas fogoneaban entusiasmados el golpe asesino.
 
Ha sido, desde siempre, un amigo de la Izquierda Nacional y ha reconocido en sus libros la influencia que la obra de Jorge Abelardo Ramos ha tenido en la elaboración de su pensamiento latinoamericanista. Ha prologado, por estas mismas razones, la última edición de La Cuestión Nacional en Marx, de Jorge Enea Spilimbergo.
Que este hombre haya sido acusado de atentar contra los Derechos Humanos, sin que exista denuncia o procedimiento judicial en tal sentido; que este profesor haya sido condenado sin juicio previo, sin defensa y por la mera acusación sectaria de un pequeño grupo, por el Consejo de la facultad de Psicología, nada menos, es algo peor que un crimen, es un error. 
 
Es un error que deja entrever luchas facciosas por el pequeño poder académico, viejos odios de provincia contra un militante político que no cedió ante la presión de derecha e izquierda para voltear a un gobierno constitucional, antiguos y renovados rencores antiperonistas contra un inclaudicable defensor de los valores y las tradiciones del 17 de octubre de 1945.
 
Parafraseando a Zola podemos afirmar con él: "Respondo con mi vida, respondo con mi honor. En esta hora solemne, ante este tribunal que representa a la justicia humana, ante ustedes, señores del jurado, que son la esencia misma de la nación, ante toda Francia, ante el mundo
entero, juro que Casalla es inocente".
 
*Julio Fernández Baraibar es político, periodista y escritor. Es Asesor de la Secretaría de Cultura de la Nación y miembro de número del Instituto de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego.
 
Julio Fernández Baraibar
fernandezbaraibar@gmail.com
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